martes, 15 de septiembre de 2009

Las gemas y sus propiedades terapéuticas

Los minerales cristalizados han sido conocidos y utilizados por el ser humano desde la más remota antigüedad. Antes del descubrimiento y uso de los medicamentos basados en vegetales, se utilizaban las gemas y los minerales como el más antiguo de los remedios ante las enfermedades, las desgracias o los estados de ánimo indeseables.

Se puede afirmar que las gemas eran los remedios medicinales de la larga edad de piedra, tal como lo testimonian antiquísimos lapidarios de miles de años de antigüedad como es el Lapidario de Alfonso X el Sabio, traducido por la Escuela de Traductores de Toledo en el siglo XII, en el que se recopila información sobre las gemas y los minerales y se los asocia con los cuerpos celestes. Se compara el brillo refulgente de las gemas con la luz de las estrellas, gemas y estrellas se unen como un filamento de luz que se origina en el cielo y se solidifica en la tierra. En estos textos se encuentra un conocimiento procedente de los terapeutas de la antigua Mesopotamia.

Ciertos minerales se usaban como remedio para combatir la debilidad física, otros para las fiebres, para mitigar las cefaleas, las migrañas o las oftalmias, para atenuar los diferentes tipos de dolores, hasta las hay que eran usadas para ayudar a curar las hemorroides y también las hay que servían para adelgazar, como el alumbre de roca sobre el que dicen: “si la trajera consigo una persona muy gruesa, adelgazará sin sufrir daño.”

Consideraban que las gemas actúan sobre los estados de ánimo y sobre otros factores humanos relacionados con las emociones y los sentimientos. Hay gemas cuyas virtudes sirven como remedio para combatir los celos, la tristeza, la melancolía, para enamorarse o para evitar enamorarse, para alegrarse, incluso sus virtudes alcanzan aspectos más allá de lo puramente físico y aportan, buena suerte, carisma o influyen sobre la atención de diferentes maneras.

Otros lapidarios castellanos, como el de Gaspar de Morales, un conocido farmacéutico del siglo XVI, nos deja otro testimonio claro sobre aplicaciones terapéuticas de las gemas en su libro titulado “Las virtudes y propiedades maravillosas de las piedras preciosas” donde también se recoge información milenaria y se habla de las gemas como elementos que tienen propiedades especiales que actúan sobre el ser humano y su estado de salud físico, mental o emocional. Según Gaspar de Morales las gemas ocultan muchos secretos y misterios “..que en las piedras hay virtudes que siguen el influjo del cielo.......”

En la India han seguido utilizándose las gemas para usos terapéuticos, para ellos las radiaciones energéticas de las gemas penetran profundamente en el cuerpo, como las raíces de una planta en la tierra. Las radiaciones de las diferentes gemas son beneficiosas para mitigar las distintas enfermedades a tratar. Para ellos las gemas son seres vivos ligados al cielo que enraízan en el ser humano, como una planta sobre la tierra. Por ello los astrólogos de la India recomiendan utilizar gemas para temas tan variados como los que exponen en los antiguos lapidarios castellanos.

Decir que las gemas son seres vivos, quizás sea exagerar un poco, sin embargo, los minerales cristalizados cumplen dos de los tres requisitos o leyes de Monod para ser considerados como seres vivos. Uno de ellos dice que cada familia debe de tener una forma igual, y las gemas la tienen, pues siempre se reproducen por familias adoptando la misma forma geométrica

Otro de los requisitos es que sean capaces de retener energía o luz por un tiempo. En el caso de los seres vivos, plantas o animales, esto ocurre durante el tiempo de su existencia y en las gemas o los minerales cristalizados, casi eternamente, pues las gemas o los minerales cristalizados tienen la propiedad de retener luz.

En esto consiste, en parte, el fenómeno de refracción de los cristales, donde el índice es mayor o menor en función de la desviación que sufre la luz al contactar con cualquier tipo de gema. A mayor desviación, mayor disminución de la velocidad de la luz en el interior de la gema, mayor retención de luz y mayor índice de refracción.

Una de las gemas de mayor índice de refracción o de mayor capacidad para retener y multiplicar la luz es el diamante, que añadido a la belleza y dureza de la gema, la trasforman en uno de los bienes más preciados y valiosos por el ser humano, mucho más preciado y valorado que cualquier ser vivo, igualmente ocurre con muchas otras gemas como las esmeraldas, los rubíes, las aguamarinas y número muy amplio de minerales cristalizados.

Pero... ¿De donde nace esa atracción y valoración por ciertos minerales cristalizados? La atracción que el ser humano ha sentido y siente por las gemas y los minerales cristalizados va más allá de su valoración puramente económica y abarca un amplio abanico de sugerentes atractivos, uno de ellos es el atractivo de su misterio, de sus poderes o propiedades desconocidas, tan sutiles y tan poderosas como el efecto mariposa..

El misterio que encierra al mundo de las gemas, forma parte de lo que a los humanos aún nos queda por desvelar. El misterio de las gemas está relacionado con su luz, con la longitud de onda de la luz que refleja, con la onda que emite. Ese misterio es el misterio de la luz astral, de la acción de determinadas ondas que son capaces de sintonizar con nuestros más íntimos relojes internos y que nos conectan con las estrellas, con el cielo y con el Cosmos.

Quizás cuando el ser humano pierda sus prejuicios culturales y aparezca el hombre nuevo que no teme buscar allí donde hay algo que encontrar, el misterio de las gemas ya no sea tal y la humanidad tendrá un recurso más para atravesar este corto viaje que es la vida, con un mínimo de dolor y un máximo de felicidad.



Tito Maciá